La alarma sonó, pero algunos ya estaban despiertos, la excitación en el aire era electrizante. Su mente imaginaba los pasillos de la escuela, no por las lecciones, sino por las travesuras que esperaban. La idea de un trio salvaje en el colegio los hacía vibrar, el uniforme apenas ocultaba la pasión. Las miradas se cruzaban, llenas de promesas, mientras los profesores creían que atendían a sus clases. Pero en la mente de estos jóvenes rebeldes, el folleteo en el colegio era la verdadera lección. Su compañera, atrevida y sin límites, ya había planeado su próximo movimiento. Las clases de inglés eran solo una excusa para sus sesiones íntimas. La maestra misma no era ajena a la tentación. Después de salir de clases, la urgencia por estar solos era frenética. En los rincones del colegio, las lecciones íntimas se impartían con desenfreno. Los baños se convertían en nidos de pasión. Una maestra pervertida compartía sus secretos. En Springfield, las clases se volvían xxx. Una linda novata recibía una iniciación inolvidable. El novio de la escuela no perdía el tiempo después de clases. Despertar y ser el único chico en la clase era una sensación extraña. Mi compañera culona no quería estudiar, sino que la llenara de placer. Con el uniforme de educación física puesto, mi compañera mexicana se entregaba en el receso. Y los compañeros, después de clases, exploraban su propio placer. Hasta en Japón, las colegialas eran enseñadas el placer en clases muy especiales.